La Motricidad puede clasificarse en Motricidad Fina y Motricidad Gruesa. La motricidad gruesa o global se refiere al control de los movimientos musculares generales del cuerpo o también llamados en masa, éstas llevan al niño desde la dependencia absoluta a desplazarse solos. (Control de cabeza, Sentarse, Girar sobre sí mismo, Gatear, Mantenerse de pie, Caminar, Saltar, Lanzar una pelota.) El control motor grueso es un hito en el desarrollo de un bebé, el cual puede refinar los movimientos descontrolados, aleatorios e involuntarios a medida que su sistema neurológico madura. Y de tener un control motor grueso pasa a desarrollar un control motor fino perfeccionando los movimientos pequeños y precisos. Por otro lado, la motricidad fina, se refiere al control fino, es el proceso de refinamiento del control de la motricidad gruesa, se desarrolla después de ésta y es una destreza que resulta de la maduración del sistema neurológico. El control de las destrezas motoras finas en el niño es un proceso de desarrollo y se toma como un acontecimiento importante para evaluar su edad de desarrollo. Las destrezas de la motricidad fina se desarrollan a través del tiempo, de la experiencia y del conocimiento y requieren inteligencia normal (de manera tal que se pueda planear y ejecutar una tarea), fuerza muscular, coordinación y sensibilidad normal. (Berruezo, 1990)..
Como parte del perfeccionamiento del currículo escolar en la Dimensión del Desarrollo dela Motricidad, se incluyen contenidos relacionados con el desarrollo de la motricidad fina la cual está dirigida a la necesaria ejercitación y desarrollo de los pequeños grupos musculares de la cara las manos dedos y los pies-dedos, ya que generalmente no reciben la intención directa cuando se realizan el resto de los ejercicios relacionados con la motricidad gruesa, considerando importante el trabajo de los mismos como parte del desarrollo integral del niño en esta etapa, lo cual contribuirá a la realización de movimientos cada vez más precisos, en su evolución futura.
Estas apuntan a la ejercitación de todos aquellas habilidades que son importantes para que se dé una adecuada motricidad fina tales como: el equilibrio, el manejo del esquema corporal, la lateralidad, el tono muscular, del cual se habló ampliamente al principio de esta intervención, la relajación y la adecuada respiración lo que la hace decisiva para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que son inofensivos, siempre y cuando se manejen adecuadamente y con orientación de adultos pacientes que contribuyan a su estimulación constante. Es por esto, que retomando la importancia que tiene el contacto con otros niños, con sus pares o iguales en el desarrollo de la motricidad fina, se retoman algunos fundamentos teóricos del enfoque socio – histórico cultural iniciado por Lev Vigotsky (1982) que llevan a pensar en la teoría de la Zona de desarrollo próximo porque es la que enuncia en qué dirección trabajar con las niñas y niños, que necesitan, y además valorar cómo preparar adecuadamente a los que ejecutan esta actividad, en función de la tarea que le corresponde. Esta teoría constituye un valioso instrumento para el accionar en la práctica por todos los que desempeñan la misión de educar y fundamentalmente los que laboran en la edad temprana. Vigotski, señaló además que toda la acción psíquica es inicialmente una relación interpsicológica que se da en el plano externo, con los adultos y el medio social que rodea al niño, y que luego deviene en una formación intrapsicológica, propia e individual, en la medida en que se realiza el proceso de interiorización.
Obviamente esto implica la consideración de las particularidades más generales del desarrollo de los niños de estas edades, pues en la medida que estas se conozcan, asimismo podrá encauzar la acción educativa que promueve este desarrollo. Y determinar en qué medida unos factores y otros, constitucionales o ambientales, inciden en los momentos cruciales del desarrollo y que son definitorios para alcanzar un sano desarrollo de la personalidad. El desarrollo de la percepción visual ocurre desde los primeros días de nacido del niño y está muy relacionado con acciones prácticas y externas. La práctica no se limita al movimiento de los ojos o de los dedos ante el objeto que se percibe, sino que está muy vinculada a diferentes acciones de orientación e investigación, que sirven como forma de comprobación práctica visual de la imagen que surge. En esta acción sobre el mundo exterior mediada por el adulto, en el proceso de la actividad y la comunicación, se sucede un proceso de interiorización en el que lo externo, lo social, deviene interno, mental, individual. Ante un siglo que comienza con grandes demandas para los pobladores del planeta, donde las competencias intelectuales y humanas se acrecientan, se impone una estimulación temprana de cada nuevo ser y por ende el máximo aprovechamiento de las potencialidades que poseen las niñas y niños del grado primero. Se determinó retomar el concepto que sobre la estimulación temprana han definido varios investigadores: El análisis realizado por diferentes autores, fundamentalmente, Josefina López Hurtado(1996).
Como parte del perfeccionamiento del currículo escolar en la Dimensión del Desarrollo dela Motricidad, se incluyen contenidos relacionados con el desarrollo de la motricidad fina la cual está dirigida a la necesaria ejercitación y desarrollo de los pequeños grupos musculares de la cara las manos dedos y los pies-dedos, ya que generalmente no reciben la intención directa cuando se realizan el resto de los ejercicios relacionados con la motricidad gruesa, considerando importante el trabajo de los mismos como parte del desarrollo integral del niño en esta etapa, lo cual contribuirá a la realización de movimientos cada vez más precisos, en su evolución futura.
Estas apuntan a la ejercitación de todos aquellas habilidades que son importantes para que se dé una adecuada motricidad fina tales como: el equilibrio, el manejo del esquema corporal, la lateralidad, el tono muscular, del cual se habló ampliamente al principio de esta intervención, la relajación y la adecuada respiración lo que la hace decisiva para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que son inofensivos, siempre y cuando se manejen adecuadamente y con orientación de adultos pacientes que contribuyan a su estimulación constante. Es por esto, que retomando la importancia que tiene el contacto con otros niños, con sus pares o iguales en el desarrollo de la motricidad fina, se retoman algunos fundamentos teóricos del enfoque socio – histórico cultural iniciado por Lev Vigotsky (1982) que llevan a pensar en la teoría de la Zona de desarrollo próximo porque es la que enuncia en qué dirección trabajar con las niñas y niños, que necesitan, y además valorar cómo preparar adecuadamente a los que ejecutan esta actividad, en función de la tarea que le corresponde. Esta teoría constituye un valioso instrumento para el accionar en la práctica por todos los que desempeñan la misión de educar y fundamentalmente los que laboran en la edad temprana. Vigotski, señaló además que toda la acción psíquica es inicialmente una relación interpsicológica que se da en el plano externo, con los adultos y el medio social que rodea al niño, y que luego deviene en una formación intrapsicológica, propia e individual, en la medida en que se realiza el proceso de interiorización.
Obviamente esto implica la consideración de las particularidades más generales del desarrollo de los niños de estas edades, pues en la medida que estas se conozcan, asimismo podrá encauzar la acción educativa que promueve este desarrollo. Y determinar en qué medida unos factores y otros, constitucionales o ambientales, inciden en los momentos cruciales del desarrollo y que son definitorios para alcanzar un sano desarrollo de la personalidad. El desarrollo de la percepción visual ocurre desde los primeros días de nacido del niño y está muy relacionado con acciones prácticas y externas. La práctica no se limita al movimiento de los ojos o de los dedos ante el objeto que se percibe, sino que está muy vinculada a diferentes acciones de orientación e investigación, que sirven como forma de comprobación práctica visual de la imagen que surge. En esta acción sobre el mundo exterior mediada por el adulto, en el proceso de la actividad y la comunicación, se sucede un proceso de interiorización en el que lo externo, lo social, deviene interno, mental, individual. Ante un siglo que comienza con grandes demandas para los pobladores del planeta, donde las competencias intelectuales y humanas se acrecientan, se impone una estimulación temprana de cada nuevo ser y por ende el máximo aprovechamiento de las potencialidades que poseen las niñas y niños del grado primero. Se determinó retomar el concepto que sobre la estimulación temprana han definido varios investigadores: El análisis realizado por diferentes autores, fundamentalmente, Josefina López Hurtado(1996).